Con sus propias
denominaciones de origen, la industria cafetera sigue los
pasos del vino y se ha lanzado a organizar catas y seminarios
sobre maridaje. "Color avellana, levemente rojizo, gusto
pleno, aroma fragante y cuerpo aterciopelado”. ¿Estamos
hablando de un gran reserva? No. Es la descripción que Massimo
Saggesse, director general en España de la cadena de
cafeterías italiana Illycaffé, hace de un buen expresso.
Denostado por
unos y admirado por otros, el café está decidido a seguir los
pasos del vino y crear su propia cultura. “Nosotros también
tenemos denominaciones de origen, distinguimos por calidades y
aromas, realizamos catas y nos preocupamos por el maridaje”,
asegura Juan Camín, presidente de la Federación Española del
Café y director adjunto de Nestlé.
Aunque, en
España, el consumo ha aumentado en los últimos años –se eleva
a cuatro kilos por habitante y año, el doble que en 1980–, los
expertos coinciden en que falta información en el mercado.
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